El inicio de éste último
capítulo ya nos da una idea bastante aproximada de lo que vamos a encontrarnos,
y es que la escena en la que el padre de Isabel recibe la noticia de la
abdicación por parte de su hermano no deja de tener paralelismos con la ruptura
entre hermanas que veremos durante el capítulo.
La trama en ésta ocasión gira
en torno al cumplimiento de sus veinticinco años por parte de la princesa
margarita, algo que a priori le permitiría casarse con el hombre al que ama y
que ha estado dos años exiliado en Bruselas. Lo malo? Que no le habían contado
la letra pequeña a la reina, una letra pequeña que hará virtualmente imposible
el matrimonio, a no ser que la reina se oponga a los dictados del Parlamento y
de la Iglesia (de la que es cabeza).
Y será que no lo intenta,
desde presiones al nuevo Primer Ministro (recordándole la cantidad de
divorciados que tiene entre sus filas) hasta una reunión con la plana mayor de
su Iglesia. Pero todo es en vano, parece que la única opción para el matrimonio
es que Margarita renuncie a sus títulos y asignaciones, casándose por lo civil
y abandonando el país.
Es una decisión dura, que
veremos madurar durante el capítulo a Isabel. Una decisión que la hace elegir
entre el amor de su hermana y la posibilidad de perder la corona. Un problema
que se da en tierras inglesas por ser el rey a la vez el cabeza de la Iglesia,
con lo que su ejemplo y el de su familia son fundamentales.
De nada sirve el evidente amor
que sienten margarita y su pareja, ni las ganas de Isabel de ponerse del lado
de su hermana. Ni tan sólo Felipe logra acabar de convencer a Isabel, que al
tomar la decisión que tomo no sólo aleja a su hermana, sino que su propio
marido empieza a dejar de verla como una mujer.
Escenas de confrontación,
tanto con la hermana como con el Primer Ministro o los arzobispos son los
momentos álgidos de un capítulo mucho más personal que los anteriores, uno que
crea una brecha interna en la casa real inglesa.
La imagen final de Isabel
haciéndose retratos oficiales mientras su marido se va cinco meses de viaje
oficial (en solitario), el anterior prometido de su hermana llora desconsolado
o su misma hermana parece no querer saber nada de ella, junto al recordatorio
de que ya no es Isabel de Winsor, sino la reina Isabel… es un recordatorio
impactante del precio de la corona.
Me ha impresionado también la
decisión de la pareja de Margarita, un comunicado donde deja bien a la reina y
le quita toda responsabilidad, apartándose de la mujer que ama. Gallina de piel
que decía Johan Cruyff.
Es un capítulo intenso (aunque
inferior al genial capítulo anterior), en el que varias de las cosas que se
habían puesto a fuego lento durante la temporada explotan, poniendo énfasis en
los problemas personales derivados de ser reina.
Antes de terminar el
comentario no puedo dejar de mencionar la imagen del Primer Ministro, un
personaje que ha esperado casi toda la vida a la dimisión de Churchill y que se
está viendo superado por las circunstancias (su propia enfermedad y los
problemas con Egipto).
En general me ha parecido una
muy buena temporada, de la que hablaré en conjunto cuando escriba la reseña
correspondiente, y ha sido un placer (aunque con cierto estrés) escribir cada
día sobre ella. Casi 6.000 palabras hablando de The Crown me parecen muchas, y
no sé si seguiré con comentarios tan largos en la siguiente serie que se pasará
por el blog: The Expanse. Una serie que empezará su andadura el lunes que
viene.
Quedáis emplazados los
próximos días para saber mi opinión sobre la primera temporada como un conjunto
de The Crown.
Nos leemos.
Valoración followmytv: 8,4.
No hay comentarios:
Publicar un comentario