Llega el penúltimo capítulo de
ésta primera temporada de The Crown, y lo hace con el reto de hacernos olvidar
el anterior. Y vaya si lo consigue.
Éste capítulo vuelve a tener
unos pocos temas sobre los que girar, temas que se van intercalando y que le
dan un ritmo mucho mayor al capítulo. O quizás es la presencia de Churchill,
que se come la pantalla en un capítulo por el que seguro su actor se llevará
premios.
Lo primero (y menos
importante) es la aparición de la figura del caballerizo real, el hombre con el
que se supone que Isabel debería haberse casado. Es alguien con el que la reina
demuestra tener una amistad bastante cercana, con quien habla de su pasión (los
caballos) y que actúa como el único amigo que he visto en lo que va de
temporada. El problema estriba en que Felipe, el marido de la reina, siente
celos de la relación (llegando a ser bastante desagradable), algo que explota
hacia el final del capítulo debido a la actitud del consorte durante los
últimos tiempos.
Por otro lado tenemos un
retrato encargado para celebrar los ochenta años de Winston Churchill, retrato
que ocupa gran parte del capítulo y nos hace ver a éste personaje en actitudes
mucho menos regias. Sus discusiones con el pintor son para enmarcar, no en vnao
se consideraba él mismo un artista aficionado. Pero lo que realmente impresiona
de ésta trama son las conversaciones sobre su vida personal que tiene con dicho
pintor, conversaciones que impresionan y te hacen mantener los ojos pegados en
la pantalla.
Es en la segunda trama en la
que más pegados quedaremos, Churchill es un personajazo, y la creación de su
retrato le hace darse cuenta de que realmente se está haciendo viejo y ha
llegado el momento de dejar el gobierno en favor del Ministro de Exteriores (el
sucesor al que ha preparado).
Así, en cuatro escenas
antológicas nos damos cuenta del inmenso talento interpretativo de John
Lightow, un hombre capaz de transmitirnos desde dolor en la primera charla con
el pintor a enfado por la última, pasando por el humor o llegando a
emocionarnos durante su renuncia y durante el parlamento con la reina.
La última escena que destacaré
es cortita, una en la que la reina le confiesa a Felipe que es el único hombre
que ha amado nunca, algo a lo que él no contesta. La contención de Isabel y el
dolor que demuestra nos hacen darnos cuenta del acierto de casting que ha sido.
Es un capítulo impresionante,
y es por culpa de éste actor. Se le echará de menos en futuras temporadas, ya
que ha soportado estupendamente bien gran parte de lo que va de serie (junto a
la actriz que hace de reina), dándonos algunos de sus mejores momentos.
Capitulazo con todas las
letras, el mejor de la temporada sin duda alguna y difícilmente superable por
el que cerrará la temporada. De auténtica obra maestra.
Valoración en Followmytv: 9,0.
No hay comentarios:
Publicar un comentario