Hay películas (o productos)
que aparecen en el mercado sin apenas hacer ruido, pero gracias a que tienen
algo que las hace distintas acaban por destacar entre el resto. Éste fue el
caso de John Wick, una película que nos llegó de la mano de Netflix y que
contaba con un Keanu Reeves de protagonista en modo destrucción total para vengar
la muerte de su perro.
Era una película de acción sin
concesiones, brutal (en cuanto a brutalidad) en las escenas de acción y muy
bien coreografiada. Tenía además una serie de toques de ambientación que la
hacían original, como esas monedas de oro para asesinos, o el hotel donde no se
podía derramar sangre.
Como no podía ser de otro
modo, cuando una cosa funciona acaba saliendo la segunda parte, y ésta es la
que os traigo hoy. John Wick Pacto de Sangre (o Chapter 2, que hay ya
confirmado un tercero) nos da más de lo mismo, que es precisamente lo que le
pedíamos.
Arranca con Wick en modo
berseker porque le han robado el coche (hacen mofa al respecto), una excusa
para arrancar con acción. Pero enseguida veremos que la cosa va por otros
derroteros: deberá pagar una deuda de sangre, volviendo a asesinar.
Más escenarios, más
persecuciones, más medios. Y todo para acabar dando una película similar, que
basa su efectismo visual en la calidad de las coreografías y en la sensación de
que podrían ser “reales”, golpes secos, tiros a la cabeza... contundencia y
efectividad.
Se da también más bola a la
misteriosa sociedad de asesinos (de la que se siguen dando cosas por
supuestas), un punto de ambientación que le sienta estupendamente.
Quizás el guion intenta ser
algo más trabajado, sin acabar de conseguirlo. Pero eso no es lo importante, lo
importante es que Keanu Reeves funciona estupendamente como asesino despiadado
capaz de arrasar con lo que se le ponga por delante y que toda la película se
te pasa en un suspiro. Tenemos franquicia!
Es cierto que podría haber
sido más ambiciosa, que da giros argumentales absurdos o que a veces el más no
implica mejor. Pero oye, es tan gratificante quedarte viendo sus escenas de
acción que uno no puede sino aplaudir con las orejas y disfrutar de éste cine
que se siente noventero.
Placer culpable? Sí. Pero a
veces son los que más se disfrutan.
Valoración Personal: 8,0.
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