viernes, 23 de diciembre de 2016

Westworld 1x10 (The Bicameral Mind)

Preparados que vienen curvas, un capítulo de una hora y veintiséis minutos, un capítulo cuyas notas (las que tomo mientras lo veo) han ocupado la friolera de tres páginas DinA4, el máximo con diferencia en toda la temporada. Y el capítulo con mayor valoración de toda la serie.

Es un capítulo en el que se nos desvelan los interrogantes que teníamos durante la serie, prácticamente todos, y se abre una nueva historia a explotar en la siguiente temporada. Pero como digo siempre, vayamos por partes.

Es imposible hablar personaje a personaje en éste capítulo, ya que no sólo las tramas se van entrelazando, sino que algunos de ellos tienen escenas en más de una línea temporal, lo que haría el resumen un auténtico lío. En cambio, prefiero hacerlo distinto ésta vez, comentando las escenas que más me han llamado la atención y comentando las conclusiones del capítulo, lo bien que hila todo lo que nos había ido soltando hasta el momento.
Conocemos al fin la historia completa de Dolores, un personajes al que vemos en su primer despertar cuando Arnold la creó (increíble visualmente) y al que vemos tomar conciencia de lo que le ha sucedido todos éstos años. Su escena con el Hombre de Negro es simplemente antológica, y el que sea ella la chispa que enciende la nueva revolución cierra el círculo de forma magnífica, al ser ella también la que lo inició por primera vez.

Todo el tema de Wyatt queda aclarado, una personalidad que impusieron a Dolores para que acabara con el parque y con el mismo Arnold (por orden suya), en un intento de que los androides fueran libres y el proyecto de encerrarles no siguiera adelante. Lástima que Ford recibiera una inyección de capital. Así, Wyatt siempre ha sido Dolores, una voz en su mente que le decía que hacer, y el desencadenante de la nueva historia de Ford.

Por su parte, veremos cómo William nos confirma la teoría de las líneas temporales, contándonos cómo el parque le cambió, cómo comprendió que Dolores no era distinta y cómo se obsesionó hasta convertirse en lo que es ahora: alguien capaz de acabar con su futuro cuñado para hacerse con el control de la compañía y comprar el parque, el foco de sus obsesiones. Un personaje que sigue buscando una experiencia vívida, real, que los androides se defiendan con todas sus fuerzas, y parece que al fin la ha encontrado.
Descubrir también que el código de Arnold ha estado siempre allí, haciendo despertar a los androides a lo largo de los años, dándoles consciencia de sí mismos para ser borrados una y otra vez en un círculo de dolor que les ha forjado el carácter y ha hecho que en ésta intentona puedan tener una oportunidad.

Mientras tanto, Maeve y su fuga, algo orquestado por alguien (parece que Arnold, aunque supongo que será Ford). Una fuga que nos regala imágenes realmente crudas y los mejores momentos de acción del capítulo. Y todo para qué? Para que sus recuerdos le impidan huir y tenga que volver a por su hija. Maravilloso.

La recomposición de Bernard también nos abre multitud de posibilidades en el futuro, un personaje entre los dos mundos cuya verdadera naturaleza la saben bien pocos, alguien que es espectador de lo que acaba por suceder.

Es un capítulo que consigue enganchar al espectador de principio a fin, uno que aprovecha absolutamente todo lo que la serie ha ido sembrando durante la temporada para componer un tapiz que nos da de todo, con momentos álgidos cada dos por tres en un producto que supera con mucho a la mayoría de audiovisuales que nos dan a día de hoy.

Y lo hace sin trampas, sin tratar de tonto al espectador, simplemente contando una gran historia que no sólo habla sobre la consciencia en los androides o nos da historias de amor o venganza, lo hace dando preguntas sobre qué es lo que nos hace humanos o porqué consideramos que estamos vivos. Una serie que se puede disfrutar a muchos niveles distintos.
Ford, ese personaje al que teníamos por el villano de la historia, uno que ha preparado una nueva narrativa para que sean los androides los protagonistas, los que elijan lo que quieren hacer. Alguien que ha estado todos éstos años dándole vueltas a la muerte de su amigo, a si tenía o no razón, y al darse cuenta de la verdad trazó un plan a largo plazo. Simplemente magistral.

Y las actuaciones? Todos los personajes de ésta serie están de premio, personajes con montones de matices, personajes vivos, por los que temes y sufres, ya sean humanos o robots. Hay escenas en las que una mirada, la sensación de control que transmite Ford, la frustración de William, el desconcierto de Bernard o el papelón de Dolores. Es una serie hecha para lucimiento de todos, sea cual sea su papel.

Como he dicho siempre, ésta serie se basa en un buen guion, una apuesta visual insuperable a día de hoy y un casting inmejorable. Pero tiene también otro pilar: detalles, detalles como hilar el dibujo del laberinto con la metáfora de la consciencia y el juguete del hijo de Arnold; detalles como que te encajen todas las piezas sobre Wyatt; el descubrimiento de que quizá no sean en el único parque o la única ambientación… son detalles que enriquecen el capítulo y que luego se pueden aprovechar en futuras temporadas de la serie.

Me despido por hoy diciéndoos que ya tardáis en ver la serie, que soy consciente de haberme dejado multitud de elementos o cosas a comentar del capítulo, pero prefiero que lo hablemos en los comentarios y me digáis si os ha gustado el final de temporada. Así que lo dejaré antes de que el post sea ilegible por exceso de longitud.

Valoración en Followmytv: 9,6.
PD: Me ha gustado tanto que vuelvo a empezarla ahora mismo.

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